My title page contents

CUARTO DE LA CORRUPCIÓN

Por Ariel Ramos (alias Abate Jerónimo)

Álvaro Obregón en 1920 se tuvo que esconder, pues lo empezaron a cazar por órdenes de don Venus. En un hotelito de la ciudad de México, Margarito Ramírez, fogonero ferrocarrilero lo disfrazó. Le puso un grueso sombrero, un amplio gabán, que le cubrió totalmente la ausencia de su brazo derecho (lo perdió en la batalla de Celaya) y en la otra mano, le dio otra linterna y lo sacó de la metrópoli y los llevó a Iguala Guerrero, en donde permaneció hasta que pasara el vendaval.

De esta forma, el general más victorioso de la revolución ⎯la única batalla que perdería ocurrió el 17 de julio de 1928⎯ emprendió el camino ascendente hacia la presidencia. Le ganó primero al general Pablo González, que era el comandante militar de la ciudad de México, la partida que lo convirtió en el candidato mayoritario. Después lo sometió a juicio y con el camino despejado, llegó al antiguo Palacio de los Virreyes.

Gobernó del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924. Fue por tanto el primer presidente revolucionario en terminar su período y por su propio pie, abandonó el despacho presidencial.

Esos cuatro años fueron de luz y sombra.

Ansioso porque el gobierno norteamericano lo reconociera, impulsó los famosos “Tratados de Bucareli”, que obligaron a México a no producir, nada, ¡nada..! como no fueran productos del campo.

México ya fabricaba en esa época entre otros productos: aviones.

Nombró Ministro de Instrucción Pública al insigne maestro José Vasconcelos, que ha sido hasta la fecha el más grande transformador de la educación en el país. Su amplia cultura dio a la naciente administración, luz propia, tan grande como la que en su tiempo iluminó el Mediterráneo, al inaugurarse el Faro de Alejandría.

Don José, letrado en un país de iletrados, estructuró los primeros programas educativos de un gobierno emanado de la Revolución.

Ordenó la impresión en pequeños cuadernillos que se vendieron a precios muy accesibles de los clásicos de la literatura universal. Los niños y los jóvenes mexicanos tuvimos entonces acceso a esas joyas que escribieron las mentes más brillantes de los siglos anteriores.

Construyó el hermoso edificio que albergó la Secretaría a su cargo (por cierto un timorato años más tarde partió en dos el hermoso patrio neoclásico, al edificar una espantosa escalera).

Entregó los muros de los principales edificios públicos nacionales, a los pintores mexicanos, para que en ellos plasmaran libremente sus puntos de vista sobre los acontecimientos nacionales pre y pos revolucionarios.

Diego Rivera tuvo a su cargo los amplios y enormes muros del edificio central, cuando terminó su colosal obra, don José ya no era el Ministro. Quizá por eso lo pintó de espaldas sobre un elefante blanco, para dar a entender eso, que el edificio “era un elefante blanco”.

Tres sonorenses dominaron el escenario nacional: Álvaro Obregón, presidente; Plutarco Elías Calles, en Gobernación y Adolfo de la Huerta, en Hacienda. Los políticos de la época solían decir cuando los tres iban sentados en el asiento trasero del automóvil presidencial: a la derecha va el jefe, a la izquierda el invitado y al centro (era Fito) viaja el traidor.

En 1922 el reportero de EL UNIVERSAL, Regino Hernández Llergo ⎯uno de los más grandes periodistas del siglo pasado⎯ entrevistó al famoso ex general y ex guerrillero Francisco Villa (su nombre verdadero era Doroteo Arango) en su Hacienda de Canutillo, vecina de la ciudad de Parral, Chihuahua.

Hablaron de muchas cosas ⎯la entrevista se publicó durante tres días⎯ y llegó a su punto central. “General ⎯preguntó el reportero⎯ ¿a quién le ve ‘patas para gallo’?”. Y ahí se hundió el Titanic ⎯dice otra sentencia popular.

La respuesta conmocionó al país y desde luego a los políticos: “yo no veo más que a Fito”, (Adolfo de la Huerta, civil y Ministro de Hacienda) dijo categórico el general.

En Palacio, en Gobernación y en Guerra y Marina a cargo del poderoso general Francisco Serrano, la sonrisa desapareció de todos los rostros. El escritor y periodista Martín Luis Guzmán retrató magistralmente esa época –1924- en su asombroso libro “La Sombra del Caudillo”.

Por cierto, prueba de que en el país no leía es que el texto registraba una reverencia entre los generales que se decían como muestra de apoyo incondicional: “estoy con usted mi general sin recámaras”, al visitarse todos a todos.

El texto no causó ningún efecto importante, pero cuando se llevó a la pantalla, la película estuvo enlatada ⎯no se exhibió en cines públicos⎯ hasta muchos años después, cuando “muerto el perro, se había acabado la rabia”.

Un año más tarde –en 1923- al ir el general Villa a Parral ⎯como lo hacía cada sábado⎯ para retirar del banco el dinero con qué pagar a sus leales “Dorados” sus haberes, fue acribillado. ¿Por órdenes de quién?, naturalmente del “Supremo Gobierno” ⎯o mejor dicho, de la dupla Obregón-Calles.

Era preciso eliminarlo en un año fundamentalmente electoral. Villa pesaba mucho todavía.

Desaparecido Villa, De la Huerta renunció y se organizó una mini revolución para tratar de impedir lo que era un secreto a voces, que Plutarco Elías Calles, era el favorito de Obregón para ser su sucesor.

En esa mini revolución –nunca estalló- Felipe Carrillo Puerto Gobernador de Yucatán perdió la vida –fue fusilado- y muchos generales enemigos de Calles, se fueron al exilio o abandonaron las filas del ejército.

Dominados los insurrectos, Plutarco Elías Calles se convirtió en presidente y gobernó hasta el 30 de noviembre de 1928.

(MEXICO HOY)

Escribo el martes 17 de Julio de 2007 (casualmente LXXIX aniversario luctuoso de la muerte del Caudillo).

¡Que está pasando hoy en México..?

Como es costumbre los partidos de oposición han iniciado una guerra de declaraciones acerca de si aprobarán o no el proyecto del gobierno sobre una Reforma Hacendaria, de la que está tan urgida la nación.

A su vez, el presidente Felipe Calderón ansioso de atraerse a las mayorías, hace suyos los pírricos triunfos deportivos de los equipos mexicanos que participan en la “Copa América” y en el “Mundial sub 20”.

En radio y televisión la figura presidencial dice que es “un orgullo compartir tales victorias”, pero todavía ninguna de las dos selecciones es campeona de sus respectivos torneos: -COSAS VEREDES MIO CID-.


About Luis Ariel Ramos

Nació en la Ciudad de México en Julio de 1932; a los once años y medio de edad se inició en el periodismo al ingresar como ayudante de don Gregorio Ortega, director de la revista ASI y desde entonces, el mejor analista político en la historia del periodismo mexicano. Fue archivista de fotografía, formador de cristales, cobrador y agente de publicidad; en 1946 trabajó a las órdenes de don José Pagés Llergo, Director de la revista HOY.
Años después trabajó en el trisemanario ATISBOS, que dirigía don René Capistrán Garza, quien durante su juventud fue Presidente de la ACJM, y en memorable concurso de oratoria, derroto a los representantes de la Confederación Revolucionaria de Obreros –CROM-; quien fuera enviado al exilio por el gobierno de Plutarco Elías Calles.
El 19 de Mayo de 1957 ingresó a la redacción de EL UNIVERSAL, como reportero; cuya casa Editorial dirigió desde 1970 como Subdirector General, los siguientes 20 años. En 1981 fue designado Secretario vitalicio de la Junta Asesora Latinoamericana de la UPI (United Press International). Desde 2006 es el Director Ejecutivo de Ideas4Solutions y escribe todos los Lunes la nota informativa de México.