LA MÁS BELLA DE ESPAÑA

Por ARIEL RAMOS
Periodista

A principios del siglo XVIII se inicia la construcción de la Plaza Mayor de Salamanca, en parte de un solar ocupado por la plaza de San Martín del Mercado.En 1710 cuando visita la ciudad el rey Felipe V, se acuerda su construcción en una reunión en la que participan don Rodrigo Caballero y Llanes y el alcalde Pedro de Castilla.

Las obras se inician en 1729 y se terminan en 1755. El proyecto fue trazado por Alberto Churriguera y llevado a cabo por los arquitectos Nicolás Churriguera, José de Lara Churriguera y Joaquín García de Quiñones.

La planta es cuadrada, consta de 88 pórticos formados por arcos de medio punto que descansan sobre fuertes pilares, llevando en las enjutas 80 medallones con bustos de reyes, grandes capitanes y hombres de letras.

Sobre estas arcadas se elevan tres pisos de balcones, con una rica ornamentación. En el lado norte se alza el Ayuntamiento, obra de José Churriguera, quién diseñó un monumental pórtico con cinco grandes arcadas.

La fachada está ornamentada con frontones curvos, recuadros y placas; corona el edificio la espadaña que soporta las campanas del reloj y a los lados las estatuas de la Agricultura, la Industria, la Música y la Poesía.

Es un monumento típicamente español, en el que el arte barroco, alcanza expresiones difícilmente superadas hasta la fecha. La Plaza Mayor ha sido desde entonces el centro indiscutible de la vida de la ciudad.

Pocos espacios urbanos tienen tal grado de animación semejante al que se concentra en este ámbito, tanto por la actividad comercial como por la relación cultural tan entrañable a al sitio.

De los ochenta medallones, dos son contemporáneos. Fueron tallados en el siglo XX: uno colocado al oriente del edificio que alberga al Ayuntamiento muestra a los actuales monarcas, don Juan Carlos y doña Sofía; y el otro, en la fachada oriental casi en el punto que la une con la del norte, muestra la efigie del general Francisco Franco.

Este medallón luce impecable. Desde que el busto del hombre nacido en El Ferrol, fue tallado, los estudiantes lo lapidan de vez en vez y los trabajadores del ayuntamiento lo restauran cada vez. Ha sido una labor continua: lo manchan y lo retocan, en una tarea que forma parte de las mil historias de esta Plaza, sin duda la más hermosa de España

Restaurantes para todos los gustos, animan a lo largo y ancho del entorno, visitados por estudiantes, profesores, comerciantes, banqueros, trabajadores y desde luego, los miles y miles de turistas que llegamos todos los años, a ésta ciudad, la más emblemática de la cultura europea, orgullo de España y de quienes hablamos el idioma español.

Los edificios ubicados en las calles adyacentes, están siendo renovados y en el predio que ocupó el mercado viejo, se construyen ahora, modernos edificios que alojarán comercios y oficinas, respetando desde luego, el inigualable estilo arquitectónico de la Ciudad Charra, capital de Castilla.

SUS MUSEOS

Los once Museos más importantes son:

Casa Unamuno, en el numero 25 de la calle de Libreros, donde vivió el gran escritor y educador, rector de su famosa Universidad. Se exhiben muebles y recuerdos del hombre más distinguido de la generación del 98.

De Art Nouveau y Art Déco, en el número 14 de la calle Gibraltar, presenta 19 colecciones de diferentes artes decorativas: esmaltes, muñecas de porcelana, bronces, etc., de los siglos XIX y XX.
De Historia de la Ciudad, en el número 15 de la Plaza Juan XXIII, tiene fondos de la historia de Salamanca principalmente de los siglos XVIII y XIX, destacando la maqueta de la fachada del Ayuntamiento de la ciudad y el legado del músico salmantino Tomás Bretón. De Historia de la Automoción de Salamanca, en la Plaza del Mercado Viejo, sin numero.

De Salamanca, en el Patio Escuela Menores 2, expone obras pictóricas desde el siglo XV hasta nuestros días, destacando el “Llanto por Cristo Muerto” de Luis Morales y “San Andrés” de Juan de Flandes. Catedralicio, en la calle sin número de Pla y Daniel, que contiene pinturas y esculturas de los siglos XV, XVI y XVII, muestra el “Tríptico de san Andrés” de Juan de Flandes y “La Virgen de la Rosa” y el “Retrato de Santa Catalina”, de Fernando Gallego y “El Sepulcro de Anaya”, del siglo XV, atribuido a Francisco de Salamanca.

Del Convento de San Esteban, en la Plaza del Concilio de Trento sin número, que exhibe casullas y otros elementos litúrgicos de los siglos XVI y XVII, de las que sobresalen “La Anunciación” y la “Adoración de los Reyes” de Juan de Borgoña y el “Cielo de Salamanca”, parte de la bóveda de la antigua biblioteca de la Universidad, pintada por Fernando Gallego en 1490. Taurino, en el número 5 de la calle de Doctor Piñuela, que tiene tres secciones: el mundo del toro, del torero y la representación en el arte del toreo.

Del Convento de las Ursulas, en la calle del mismo nombre número 2, aquí hay que admirar dos artesonados de los siglos XV y XVI, la “Rinconera” de Luis Morales y varias tablas de Juan de Borgoña. Del convento de Santa Clara, en el número 2 de la calle Lucero, que muestra pinturas-murales de los siglos XIII al XV, artesonados medallones en relieve del siglo XV, artesonados policromados de los siglos XIV al XVI, e imágenes y lienzos de diferentes épocas.

Salamanca es, como podrán advertir los lectores de este espacio, una ciudad, que insisto hay que caminarla, disfrutarla, comerla y beberla en sus atestados y lujosos bares, desde luego, los vinos -excelentes vinos- son las bebidas más baratas.

Los “pinchos” corren a cuenta del valor del trago.

EN MÉXICO

Lamentable y vergonzoso espectáculo ofrecen al país, al continente y al mundo, las autoridades de los tres niveles de gobierno, al tirarse con todo unos y otros ignorando la tragedia que enlutó 12 hogares por el fallido operativo ocurrido en un antro el 20 de junio pasado.
Todos, desde el presidente de la república, el jefe de gobierno del DF hasta el último de los policías que intervinieron, irresponsablemente buscan salvarse de tan tremenda culpa.
Todo se pudo evitar, si en lugar de la fuerza policial -llegó al antro portando armas largas- se hubieran presentado dos inspectores que al constatar que allí se vendía alcohol a menores de edad, ordenan la clausura del lugar.
¡Pobre México..!