¿Quién es el verdadero retrasado mental?

por Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social/Periodista Colombia

Hace algunos días Hugo Chávez llamó “retrasado mental” al Ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, por la preocupación que él expuso sobre los vuelos que hacía el narcotráfico sin ninguna sanción por parte de autoridades venezolanas.

Un insulto que describe las fracasadas acciones y los procesos de destrucción que ha implementado este mandatario, con un proyecto revolucionario que va en decadencia y que sólo intenta copiar el modelo cubano, el que también falló, y sólo llevó a su pueblo a la ruina y al aislamiento continental.

Y aunque muchos analistas expongan que Chávez cada vez está más consolidado, si me atrevo a mencionar errores y frustraciones de quien “inteligentemente” se le ocurrió una solución a la escasez alimenticia en Venezuela, al exponer que los habitantes estaban muy obesos y bien podían aprovechar la crisis para hacer dieta.

Quizás el objetivo primordial de la revolución bolivariana, que también insista a la muerte en su lema, es hacer daños irreparables en Venezuela  y la región, ¿Será que un “retrasado mental” tiene la habilidad de arruinarlo todo y hacer inviable a mediano plazo a PDVSA, una de las empresas más grandes de América Latina? Además, evadir y expulsar la inversión extranjera con sus proyectos de nacionalización.

Alguien que presume ser inteligente y con capacidades “normales”, con sus petrodólares repartidos por todo el mundo, ¿Por qué tiene a la mitad del pueblo en su contra? ¿Por qué tiene sumergida a Caracas en los índices de criminalidad más altos de Latinoamérica? ¿Por qué tiene la inflación más elevada de la región? ¿Será que hizo el diplomado en cómo llevar a la devastación a un país que nada en petróleo, pero tiene insuficiencia energética?

“Insulta a nuestros políticos, pero al menos no usamos petróleo para comprar votos, buscando un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que finalmente perdió por su verdadero retraso mental,” expresa Ricardo Montoya, geopolítico.

El segundo mandatario que más inversión bélica hizo en los últimos años y que en sus falsas promesas, a través del famoso programa de entretenimiento “Aló Presidente”, de construir “hugoductos” continentales y establecer bancos y reservas económicas, solo ha cerrado y perseguido a los medios de comunicación de su país, acallando la voz del pueblo.

Tiene una habilidad admirable de perder el liderazgo de asociaciones sólidas, que no están en condiciones de soportar discursos mediocres, en los que el único argumento importante es el insulto. Ni lo quieren en la región, ni en Mercosur, y buscó un puesto visible en el mundo árabe y de allá fue exiliado, y si algún mandatario se arriesga a recibirlo, solo lo hacen por sus dadivosos petrodólares y su subsuelo.

En Colombia ha intentado entrometerse, a través del Polo Democrático Alternativo, y solo consiguió que los ciudadanos miráramos con apatía a los políticos izquierdistas. Abolió la mayor cantidad de exportaciones e importaciones entre ambos países y fue como una bendición; pues Centroamérica, Chile, Brasil y China nos abrieron las puertas comerciales para formalizar alianzas y firmar tratados comerciales, y motivó a que los empresarios colombianos abandonarán el facilismo mercantil y propusieran nuevas formas de vender sus productos.

Perdónalo porque no sabe lo que dice. ¿Cuándo se le ocurrió subestimar la inteligencia de los demás? Si él mismo está sumergido en problemas y malas asesorías, que siempre lo motivan a que acuda a la guerra y a ostentar que Colombia tiene espías en su país, ya que Estados Unidos lo quiere atacar. Como decían nuestras abuelas: “A palabras necias, oídos sordos”, o el mismo Rey de España: “¿Por qué no te callas?”