A un paso de la reconciliación

por Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social/Periodista Colombia

Uno de los grandes logros del Presidente Álvaro Uribe es su posición diplomática frente a los países vecinos; la que abre las puertas del Palacio de Carondelet en Quito para sellar el pacto de la reconciliación con un Rafael Correa más respetuoso, carismático y comprensible con su homólogo colombiano. Va ganando la prudencia sobre la terquedad y la soberbia, y por eso la nación estará atenta ante el restablecimiento de las relaciones colombo-ecuatorianas.

Las relaciones entre Quito y Bogotá son diferentes a las de hace casi 2 años, cuando en un tono agresivo y con mirada desafiante, Rafael Correa cancelaba los lazos de hermandad entre naciones por la muerte de Raúl Reyes, miembro del secretariado de las FARC, en zona fronteriza con Sucumbíos. Correa, hoy se manifiesta elogioso hacia nuestro Jefe de Estado y dispuesto a subsanar las heridas y recomponer los vínculos político-económicos.

La prudencia y constancia de Uribe frente a las relaciones internacionales, comienza a dar frutos con el caso ecuatoriano; por eso los colombianos esperamos que el Presidente Correa sea sincero, autónomo y coherente con las necesidades de ambos países, y valore la disposición al diálogo, la cooperación y el haber ofrecido disculpas en tres oportunidades hacia la vecina nación, por parte del Gobierno Nacional.

El encuentro de Uribe y Correa en Cancún, México; representa el cierre de un proceso iniciado hace 6 meses por los embajadores Jaime Bermúdez y Fander Falconi; que ha permitido el levantamiento de las salvaguardias arancelarias por parte de Ecuador en contra las exportaciones colombianas. “Falta la eliminación del requisito del certificado judicial y la puesta en marcha de un verdadero plan de desarrollo fronterizo, que será esencial para mejorar las condiciones de seguridad y vida de los pobladores,” indica Juan Muriel, analista.

Medios de comunicación ecuatorianos resaltaban los logros de Uribe en la región y la decaída de Chávez frente a los que antes se mostraban aliados, todo surgido por la declinación del izquierdismo en gobiernos suramericanos, tales como Chile, con el triunfo de Sebastián Piñera y el retiro de Honduras del ALBA; además, de la perdida de mayoría parlamentaria de Fernández en Argentina.

Seguro Uribe ya no irá a estos encuentros a defenderse, sino a mostrarse como un líder; tal como lo reflejó en el encuentro de UNASUR, cuando logró que Colombia fuera el principal actor consultor para la reconstrucción de la devastada Haití, creando un ambiente de confianza entre Colombia y sus vecinos, y el posicionamiento de un gobernante que ha sabido llevar las relaciones con sus homólogos.

Por ahora, el ambiente para el país ha cambiado, y se espera que se mantengan las buenas condiciones para que los mercados binacionales adquieran cordura y vuelvan a encausarse en el río de la solidaridad y el trabajo conjunto contra la lucha del narcotráfico y el terrorismo. Lo claro es que Uribe deja un escenario tranquilo para el próximo presidente del Estado colombiano que será electo el próximo 20 de mayo, tras uno de los gobiernos más respetados, admirados y trascendentales en la historia de Colombia.