CHILE: Un sueño empañado por la naturaleza

por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

Su modelo gubernamental se ha basado en sostener buenas relaciones comerciales con diversos países, reducir la pobreza desde el 43% de la población al 13% en los últimos años, y crear alianzas mercantiles con naciones desarrolladas, tales como China y Estados Unidos. Todo un ejemplo de superación, que sería más trascendental si terminarán esta década como un país desarrollado, después de las pérdidas humanas y económicas que ha dejado la hecatombe.

“Sebastián Piñera, presidente electo de Chile, ha sido enfático al proponerse, en un plazo de 8 años, es decir en 2018; ser el primer país de América Latina que con orgullo y humildad, derrote el subdesarrollo y la pobreza, pero esto fue antes del terremoto; todos esperan que el resultado se patentice y alcancen las metas,” indica Jaime Pérez Escobar, politólogo.

A partir del evento telúrico de 8,8 puntos en la escala de Richter, Chile perdió infraestructura vial, puentes y puertos; que imposibilitan el cumplimiento de las metas económicas de las regiones de Biobío, Maule, Araucanía, Valparaíso y O´Higgings, lugares en los que existen grandes centros industriales de madera, celulosa y vino chileno, y que representa el 27% del PIB de Chile.

Analistas más optimistas, pronostican que el PIB crecerá un 5% este año, debido al crecimiento de la actividad económica después del terremoto, pagos de las compañías aseguradoras, las reservas del gobierno, la ayuda externa y préstamos internacionales para reconstruir el territorio asolado.

“La economía de este país entra en un proceso de estancamiento, que puede implicar dilaciones en los planes del gobierno. Sin embargo, es apresurado determinar que Chile se quedará en el subdesarrollo, después que ha sido ejemplo de evolución para las demás naciones de la región,” agrega Pérez.

Cabe anotar que Chile tiene grandes reservas para crisis de este calibre, incluyendo Fondo de Estabilización Económico y Social de 11.200 millones de dólares, y un fondo para becas de posgrado en el exterior de 6.000 millones, que se usan para que profesionales adelanten estudios en maestrías y doctorados en EUA, Europa y Asia.

Asimismo, parte del dinero destinado para asuntos culturales, sociales, político, educativos, entre otros; deberá ser invertido en la reconstrucción total de la infraestructura vial de las zonas desoladas. Con todo y lo que se le avecina al país suramericano, seguirá siendo una de las principales economías emergentes en el mundo y quizás se convertirá en el primer país de América del Sur, en alcanzar los niveles de desarrollo para 2018.