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Santos, el osado

Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social/Periodista

Este Presidente como que si es “diferente”, atreverse a legitimar las drogas y su legalización para acabar con la violencia del narcotráfico. Es un hombre osado, capaz de decir una verdad latente: La lucha contra el narcotráfico ha fracasado. Los gobiernos mundiales deben sentarse a la mesa a proponer políticas más viables y menos sanguinarias.

Pero realmente ¿Las palabras de Santos tuvieron un eco significativo en el mundo? Al parecer no, y no lo tuvieron porque Colombia ni puede tomar ninguna iniciativa al respecto ni puede cambiar sus acciones contra este hecho, ya que sus manos están atadas a deudas adquiridas con el gobierno de Estados Unidos a través de proyectos como el Plan Colombia. Acá aplica el dicho popular: “Donde manda capitán, no manda marinero”.

Pero el debate sigue siendo necesario, no solo lo propuso Santos; líderes de otros organismos se han atrevido a aseverar que acabar con la prohibición, es acabar con años de violencia y narcoterrorismo. Quizás esa presunción sea cierta, muchas veces los capos asesinan para evitar que otros los abatan o que las autoridades los apresen. Pero en casi todas partes y casi todo el tiempo, el nivel de violencia ha sido más bien bajo, exceptuando la Colombia desde 1984 o el México desde 2006, pues en estos territorios funcionan las fábricas y los gerentes de estas empresas deben luchar por su supervivencia.

Lo cierto es que si esos líderes que abogan por la legalización cambiaran de argumentos, es decir, pasar de decir que es para acabar con la violencia, para hablar realmente de un aspecto significativo: La prohibición eleva el precio del producto, lo que genera corrupción y financia la violencia; legalizar implica que el precio disminuya, y así se acabarían las ganancias, se pasaría de tener un negocio ultra rentable, a una pequeña empresa de comercialización, como ocurre con las tabaqueras o las licoreras.

Sin embargo, aparece en la mesa otro aspecto de discusión: Bajar el precio subiría el consumo, y ese argumento es la base del prohibicionismo: Si se legaliza la droga, el mundo entraría en una epidemia; y eso es lo que atasca la toma de decisiones. “Se dice que el licor y el cigarrillo son drogas legalizadas, pero no podemos decir que una epidemia de heroína es igual a una de nicotina o de alcohol”, aseguró el médico Javier David Díaz Garcés.

Por ahora no hay nada: Ni los asiáticos ni los cristianos de Occidente, que son la mayoría de la ONU, están dispuestos a aflojar más allá del tabaco y el alcohol. La pregunta es ¿Si el mundo aprendió a vivir con el aroma del licor y del cigarrillo, no estaría preparado para convivir con el olor de la marihuana y las demás sustancias psicoactivas? De nuevo, un aplauso para Santos, el osado.

Sígueme en Twitter: @jorgeuri2


About Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social con énfasis en Periodismo Digital y Cibermedios.Desde que inició sus estudios profesionales se interesó por la investigación, la docencia universitaria, el periodismo y la comunicación organizacional. Temas que lo llevaron a coordinar el semillero de investigación “Análisis del Discurso”, en la Universidad EAFIT.

Comments

  1. Cecilia says:

    Buen artículo. Para que un Presidente se atreva a pedir un cambio en la política de la lucha contra las drogas, debe ser complicado. Pero este mandatario fue capaz. Esperemos que el mundo atienda este pronunciamiento y haga algo.