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La Soberbia de Uno

-Vamos a la plaza, Carlos

-¿A qué Verónica?

-¡Vamos!, tú hazme caso, ya es tiempo de ponernos las pilas para que este país camine.

-¿Cómo Verónica?, ¿piensas que sólo asistiendo a reuniones masivas vamos a contribuir con el desarrollo? ¡No digas estupideces!

-Hazme caso Carlos, asistamos, hagamos bulto, y verás que sí.

-Espera, deja termino de desayunar, me cambio y vamos.

Carlos y Verónica se suben al Metro, callados por el tumulto de gente ahí dentro que sólo les dejaba mirarse a los ojos. Se bajan en la plaza,  caminan rápidamente, la gente empieza a llegar con: pancartas, rechiflas, porras, bocinas, pendones, muñecos. Carlos sorprendido, él nunca había asistido a un evento de tal magnitud.

Se acomodan, el día es nublado, y tienen la oportunidad de sentarse, doblan las piernas al estilo mariposa. Verónica tararea una de las porras, e incita a Carlos a hacerlo, se rehusa, e insiste, ¿qué hacemos aquí? Espérate, ahorita llega, vas a ver que te va a convencer. Pasa una joven: “¡Revolucióoon, no a la imposición, Revolucióoon no a la imposición!”, Carlos sigue sorprendido, por todas las muestras de apoyo a la persona que va a ver, y por lo que dice Verónica, es la única persona que puede hacer el cambio y hacer caminar este país.

Empieza una mujer a hablar por el micrófono central, y promueve a uno, y vapulea a muchos. Hasta que por fin llega, caminando muy despacio, saludando a todos, y Verónica salta, y comienza a gritar, Carlos sólo la mira del piso, y no se levanta,  agacha la mirada, hasta que lo obliga a pararse y escucharlo hablar:

“Señoras y señores, gracias por estar aquí acompañándome. Ustedes son la generación del cambio, y unidos venceremos al cáncer de la corrupción, y a la violación diaria de la Constitución. No hagamos caso a las instituciones, ellas son manejadas por el poder, y en mi gobierno, el único poder será: el pueblo”

Carlos rápidamente voltea a ver a Verónica, y con un chasquido. Toma sus cosas y le dice en el oído a Verónica: “Me voy a casa, yo no aguanto a este cuasi mesías, que quiere hacer que me revele al Gobierno que gano la elección”.

A cuatro cuadras de la plaza, ella lo alcanza, y él, le explica como está la situación en su país. Mira Verónica te voy a explicar de estas tres formas:

“Primera: la situación en nuestro país es muy vulnerable, seguimos enclaustrados en ejercer nuestro voto de manera emocional, y no racional, como quisiéramos. Estar en la plaza perdiendo mi tiempo, escuchando a una persona proclamarse como la paloma blanca de corrupción, no es lo mío; sé que es la opción de algunos, para llegar a incidir, pero no puede ser lo único. Él mueve emociones, y no deja ejercer libremente la democracia, induce malintencionadamente, y ¿sabes por qué?, él mismo sabe que no es la opción para todos. Por ello, él se siente mejor desde la oposición. Manipula su liderazgo.

Segundo: El eje del país es, la modernización. Estamos engranados en el ejercicio del poder de una manera arcaica. ¿Sabes? una forma de gobernar así, cómo él que escuché, no ha dado resultados, ¿Pero cómo, si no ha sucedido aquí?. La experiencia nos la ha dado los demás países, imagínate, ellos están mucho vas avanzados en todas los aspectos que nosotros y ni así ha funcionado. El régimen termina por pudrirse.

Tercero: La sociedad sigue gangrenada, persiste en buscar un estado paternalista. Fíjate Verónica, uno de los lastres que más nos ha pegado es, la lucha porque se respeten nuestros derechos, la mayoría, no ha cumplido con sus obligaciones. Queremos: seguro social, vivienda, custodia las 24 horas, precios accesibles para el transporte público y canasta básica, tener más dinero en nuestros bolsillos. Se dice fácil pedir, pero ¿cómo hacer para que eso suceda?, ¡Ahí si no verdad!, dirás que para qué, si siempre se quedan con la lana. Entonces no pidas, no juzgues y no entorpezcas. Porque no estás dando nada. Para obligar al Estado a proporcionarlo, debemos primero cumplir nosotros con nuestra parte. El Gobierno sólo es un gestor, y nosotros somos el motor. Ya basta de conformidades, y pongamos a encender ese motor, y así, proporcionarle al Gobierno las armas para modernizarnos”

Debemos asumir nuestro papel activo en la sociedad, vernos como actores y protagonistas, no exclusivamente de la historia, sino del presente continuo.

Si realmente nos preocupa nuestro país, actuemos bajo el impulso de la acción para construir, y no, para paralizar a nuestra nación, que tanto nos necesita.

contacto@ricardollamas.com

@RicardoLlamas


About Ricardo Llamas

Abogado por la Universidad Autónoma de Guadalajara, originario de Lerdo de Tejada, Veracruz. Con estudios en derecho corporativo e indígena, tecnologías de la información, participación ciudadana, estrategias electorales, profesionalización de servidores públicos, comunicación política y economía mexicana. Analista político en diferentes Medios de Comunicación, en donde expresa su preocupación del entorno político-social, propiciando la reflexión en torno a los problemas y oportunidades de México.