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¿Y qué pasó con la paz en Colombia?

Tarjetón para elecciones presidenciales en Colombia 2010. El 30 de mayo, 29.997.574 colombianos elegirán al próximo presidente de la República.

por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

Cada vez que iniciaban las candidaturas presidenciales en el país, las agendas políticas y los debates se centralizaban en la promesa de un proceso de paz con la guerrilla y los narcotraficantes. En la actualidad todo indica que esto se ha modificado y que los problemas de desigualdad, inequidad, violencia, desplazamiento forzoso y secuestro, ya son temas del pasado histórico de Colombia.

Para muchos el tener oprimidos a las FARC es la solución visible al conflicto armado, eso se refleja en la encuesta ciudadana, en la que sólo el 2,5% de los encuestados creen que la paz es un tema prioritario en la nación. El asunto ha adquirido invisibilidad permanente, pero sin una solución victoriosa. Sin embargo, existen organizaciones como la Comisión de Conciliación Nacional, que aún presentan informes de cómo lograr la paz en Colombia.

Este organismo fue creado en 1995 por el Cardenal Pedro Rubiano, con el objetivo de brindar soluciones políticas al conflicto armado, ser una institución que acompañara los mal llamados procesos de paz, crear y facilitar vínculos de encuentro entre el Gobierno Nacional y los grupos insurgentes.

Después de un año y conversaciones con gremios económicos, centrales obreras, medios de comunicación, sectores académicos, organizaciones defensoras de Derechos Humanos, partidos políticos, organizaciones indígenas y afrodescendientes, militares en retiro, estudiantes, congregaciones religiosas, entre otros, la CCN entregó ocho mínimos fundamentales para alcanzar la paz entre los colombianos.

“El primer acuerdo habla sobre el fortalecimiento del Estado Social de Derecho en relación con lo establecido en la Constitución del 91, a partir de una democracia con garantías y libre de maquinarias y politiquería”, explica Liliana Ma. Velásquez, docente de Geopolítica.

Seguidamente, el segundo mínimo habla de la equidad en el acceso a los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales con el fin de asegurar una vida digna y la superación de la pobreza y la exclusión. El tercero trata sobre la construcción de país desde la diversidad regional; además está la educación con calidad y cobertura para todos; la participación ciudadana en la construcción de los destinos colectivos.

Una reforma agraria amplia y segura, que brinde varias oportunidades de producción, que sean sostenibles y preserven los ecosistemas. Otro elemento indispensable es el de una política de reconciliación y paz que conduzca a la negociación.

Lo que si está claro es la necesidad de dejar espacios abiertos para que la subversión, en caso de que esté dispuesta a dejar de un lado el secuestro, los actos barbaries, las minas antipersonas y quieran apostarle al futuro del país, desde la participación democrática garante, tengan espacios para hacerlo y que los mínimos establecidos por la CCN incentiven la armonía nacional.

Las experiencias mundiales han evidenciado que la opción militar no es suficiente y por el contrario engendra más guerra; si no se tiene en cuenta los apartados que se deducen de las reuniones en la CCN, el próximo presidente no podrá tejer una seguridad social y le quedará difícil mejorar las falencias del Mandatario Uribe Vélez.

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