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El hombre que agujereó el último pulmón intacto de la Tierra

Lula Da Silva

por Jorge Uribe Piedrahíta
Comunicador Social/Periodista Colombia

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva implementa la tercera mayor presa del mundo en la Amazonía de su país a pesar de la resistencia que desarrollan los indígenas y ambientalistas del mundo. Es irónico, que de la ficción de Avatar, hoy el universo tenga que ver cómo aborígenes que han vivido en conexión con la naturaleza, se enfrentan a las gigantescas máquinas de hombres “civilizados” que obran en nombre de la evolución y el vanguardismo.

Pandora, planeta lejano de Avatar, hoy se transporta hacia este Continente, para ser el escenario de la construcción de la tercera mayor presa hidroeléctrica del Planeta, en el corazón de Amazonas, proyecto liderado por Lula, quien después de obtener aplausos por sus acciones gubernamentales en pro de Brasil; recibe rechazo internacional con la oposición feroz de ambientalistas, indígenas y activistas mundiales que quieren evitar la transformación del paisaje natural de esta franja de América.

El mismo director de Avatar, James Cameron, se unió a las protestas, después de recibir una carta de grupos indígenas en febrero, en la que le pedían denunciar “la verdadera Pandora del mundo”, Cameron ha visitado a Brasil para apoyar a los nativos amazónicos y convocar a la resistencia. Sin embargo, la construcción de Belo Monte, como se denomina el proyecto, fue otorgada a un consorcio brasileño con fuerte presencia estatal.

La inversión de este proyecto asciende a los 11 mil millones de dólares y producirá unos 11.233 megavatios que beneficiarán a 26 millones de brasileños. Asimismo, generará 18 mil empleos directos. Esta construcción se une a la colosal presa de las Tres Gargantas, en China y  a la brasileño -paraguaya de Itaipú.

“Un país que quiere ser la quinta economía del Planeta en la próxima década y ofrecer garantía de energía a los inversionistas tiene que pensar cinco años por delante”, declaró Lula, como parte de la justificación de su ambicioso Plan de Aceleración del Crecimiento (PAC), con la que este mandatario quiere posicionar a Brasil como una de las grandes potencias del mundo.

Un cuarto de las reservas de agua dulce

Mientras tanto, los indígenas han amenazado con un río de sangre si no se estanca el proyecto. Además, en Altamira, ciudad amazónica, no quieren el caos que traerá el desplazamiento de trabajadores, y los ecologistas cuestionan las consecuencias de inundar 500 kilómetros cuadrados de selva y desplazar a millones de indígenas y campesinos.

Lo cierto es que esta área natural se pondría en riesgo con la potencialización de las turbinas a través del uso del agua, teniendo en cuenta que la cuenca del Xingu, el río del que se alimentará la presa de Belo Monte, tiene la misma diversidad de peces que toda Europa, la perdida de fauna será considerable. Lo seguro es que las protestas no tendrán eco, pues Lula nunca ha sido receptivo a las críticas que hacen de sus acciones, sobre todo cuando se quiere declarar la Amazonía como parte de un patrimonio de la humanidad.

El sueño colonizador de los líderes, se traduce en que esta área del mundo tiene varios recursos naturales poderosos hacia el futuro, tales como el oxígeno, la fauna, la flora, entre otros; pero no se piensa en el efecto negativo de la llegada de citadinos, que hoy son culpables de la deforestación.

Detrás de Belo Monte hay  un debate trascendental, entre las ganas del progreso económico y el futuro del medio ambiente. Por ahora, se debe esperar a que la lucha de los indígenas prospere y se detenga la represa; en caso contrario, si se edifica la presa y ocurre lo que hoy se denuncia, Lula pasaría a la historia como el hombre que agujereó el último pulmón intacto del Planeta Tierra.

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