Ecuador y sus intenciones con Colombia

por Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social/Periodista Colombia

El país se enfrenta con una situación devastadora en las relaciones con Ecuador: la orden de captura para un héroe de la patria, General Freddy Padilla de León, convocan a los protagonistas de la reconciliación a definir la posición que se debe tener frente a la amenaza del terrorismo, el narcotráfico y la falta de cooperación militar entre las naciones.

Después de comprometerse en la Asamblea General de las Naciones Unidas en New York y empezar un proceso de negociación, el gobierno ecuatoriano vuelve a jugar sin rumbo claro con las relaciones bilaterales, al dictar otra orden de captura: la primera fue contra Juan Manuel Santos Calderón, ex ministro de Defensa, y ahora a Padilla de León, por la participación en la operación Fénix, en la que dieron de baja al guerrillero Raúl Reyes.

Es vergonzoso el argumento de Ecuador, al exponer que la Función Judicial actúa de una forma independiente a los intereses del Gobierno. ¿Acaso se les olvidó la definición de Estado? ¿Por qué esta acción no se cometió durante la Asamblea? ¿Dónde quedan los compromisos establecidos durante los encuentros con Jimmy Carter? ¿Habrá una nueva intervención chavista? ¿Por qué Correa no se ha pronunciado con relación a este tema?

“Durante la Asamblea de la ONU no hubo este tipo de acontecimientos, no quisieron enfrentarse a las criticas que se suscitan, o mostraron una imagen reconciliadora para posteriormente, seguir con el desafío que impera en el perfil de Rafael Correa”, expone Fernando Bedoya, experto en asuntos internacionales.

Algunos críticos se han cuestionado sobre la “autonomía” que ostenta este juez y también sobre su decisión cuando se aproxima la reunión entre cancilleres, comisiones y comandantes de la región, y el encuentro entre Correa y sus homólogos del ALBA, al igual de lo inoportuno de este asunto hacia un hombre que ha dedicado su vida al servicio de Colombia, para contrarrestar las acciones guerreristas de la FARC.

“Es el gobierno ecuatoriano el que debe pronunciarse, el encargado de definir el futuro de las relaciones. Colombia y su gobierno se han mostrado prestantes y diligentes en las negociaciones, pero Correa debe dejar sin validez las órdenes de captura y abrir el capítulo del pacto y de la cooperación binacional”, agrega Bedoya.

Aunque los colombianos están seguros de que Correa y su gobierno habían entendido la definición de cooperación en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, la actuación del juez de Sucumbíos, vuelve a burlar la dignidad del país, al pretender llevar  a la reclusión a hombres que solo han servido al Estado colombiano y que su compromiso de atacar a la FARC están ligados a las funciones de sus cargos; El General y el Ministro no actuaron por motivos personales, por el contrario, sus obligaciones los comprometieron a realizar la operación Fénix; aunque es muy posible que todos aquellos que hemos sufrido los tormentos de la guerrilla hubiéramos hecho lo mismo que Santos y Padilla, sin pensarlo dos veces.

Ahora la reflexión se encamina a la confianza que debe tener Colombia con sus “vecinos”, los compromisos que deben definirse en los diálogos para el restablecimiento de las relaciones colombo-ecuatorianas y en el apoyo que se recibe para exterminar el narcotráfico y el terrorismo.