El futuro de Latinoamérica

por Jorge Uribe Piedrahíta

Comunicador Social/Periodista Colombia

Los latinoamericanos celebramos con júbilo la recuperación económica que presentó Estados Unidos en la peor crisis vivida después de la recesión de 1929; y que comprometió la economía y el mercado regional. Además, las trabas comerciales impuestas por Venezuela y Ecuador hacia Colombia, motivaron a la búsqueda de nuevos mercados en Centro, Suramérica y países asiáticos.

Sin embargo, el panorama económico para el país presenta algunos síntomas de profundo análisis, por una parte el objetivo trazado de largo plazo para Colombia debe estar en el regreso de Venezuela al Grupo Andino, si lo anterior no sucede, el gobierno debe fortalecer sus relaciones con los países del territorio y de Centroamérica.

Al parecer lo más conveniente es firmar tratados de libre comercio entre naciones, una iniciativa que debería ser implementada por Colombia, pero con un desarrollo táctil. A Panamá, quien cumple 106 años de la separación con nuestro país; le conviene que el Gobierno Nacional libere los obstáculos impuestos a la comercialización de bienes y servicios en la zona. Pero el temor radica en la desaparición de la barrera natural del Darién, que motivaría a una unión demográfica y sumergirse en el abandono, el mal gobierno y la violencia que dejaron atrás desde 1903.

A favor del país se encuentra que a Chávez le tienen más desconfianza que a Uribe, por sus múltiples nacionalizaciones y sus amenazas contra aquellos que no toleren sus imposiciones. Gran parte de empresarios venezolanos han visto a Panamá como el puente para comercializar con territorios andinos. Aunque el miedo de los productores colombianos a la importación y contrabando de bienes chinos provenientes de Panamá, forman un escollo en el fortalecimiento de las relaciones colombo -panameñas.

Por América Central hay varias dificultades que se pueden agrandar: Guatemala y Costa Rica le huyen a la competencia de los colombianos. Nicaragua está dirigida por un simpatizante chavista, que cumple órdenes de su superior socialista, y en Honduras hay un estancamiento por la crisis político -social que aqueja a este Estado. Por su lado, México es el amigo silencioso y se ha mantenido al margen de cualquier anomalía o enfrentamiento regional.

Perú, una de las potenciales economías de la nueva década, analiza su participación como territorio andino o la conveniencia de entrar a Mercosur, para abrir sus puertas por el pacífico a inversionistas orientales. Chile se cuestiona sobre su transformación hacia la “Suiza americana”, cuando todo se está transformando a su alrededor.

Chávez y sus asesores deben estar más preocupados por buscar citas de Simón Bolívar para inculcar en sus empresarios que el desembarazarse de Colombia beneficia a su país; y seguramente seguirá creando conflictos con Uribe para sostener su presidencia, ya que es la única estrategia visible e inteligente que puede implementar para coser una cortina de humo ante sus problemas internos.

Los tiempos que se avecinan para el área continental, se basan en la búsqueda de establecer mecanismos comerciales que no dependan del dólar sino de una moneda ficticia implementada, mantenida y soportada por la economía venezolana, que está sumergida en la inflación más alta de la región: El SUCRE.

Los ministros de relaciones y comercio exterior deben plantearse la necesidad de fortalecer sus organismos y abrir puertas hacia mercados emergentes, que evitarán en próximas oportunidades, que la ruptura de relaciones políticas o la crisis de ciertas economías influyan notablemente en los mercados. Eso sí, sin oposiciones maquilladas, ni agresiones a gobiernos respetables.